El acompañamiento. Claves en el periodo de adaptación de nuestros alumnos
El periodo de adaptación es un proceso mediante el cual los niños van elaborando, desde el punto de vista emocional, la pérdida y ganancia que supone separarse de su entorno familiar, hasta llegar voluntariamente a una aceptación interna de la nueva situación.
Para facilitar la adaptación escolar, la organización de los educadores y la implicación de las familias, hemos tenido en cuenta nuestra función organizativa:
ELEMENTOS ORGANZATIVOS
- Espacios.
- Materiales / juegos.
- Tiempos: rutinas y elementos anticipatorios.
- Actividades de afianzamientos y muestras de afecto.
ELEMENTOS AFECTIVOS
- Tono de voz.
- Actitud sosegada (ponernos en su lugar, mostrar tranquilidad y confianza a las familias).
- Equilibrio entre las necesidades individuales / grupales.
- Respeto a los ritmos personales.
- Normas.
PRIMERA VEZ EN EL COLE
Se han encontrado un espacio donde reina la armonía, bien estructurado, bien decorado y con una buena disposición de material y mobiliario en el aula.
Hemos ido introduciendo poco a poco la dinámica de clase, esto les ha proporcionado seguridad y les ayudará en la adaptación. Los tiempos de saludo y acogida, desayuno, recogida de material, despedida…son aspectos fundamentales en la rutina diaria que ayudarán a los niños a ir fabricando el concepto de tiempo.
Es un momento idóneo para ir poco a poco introduciendo las rutinas que se llevarán a cabo a lo largo del año. Trabajar por rincones en este periodo donde se les comienza a enseñar cómo se hará, surgirán dificultades, pero estas se irán solventando con el tiempo.
Esta forma de trabajar es una oportunidad para explorar y manipular diferentes tipos de materiales, agrupamientos, etc.…
En el periodo de adaptación es importante tener una guía de observación, por eso, como departamento de orientación, hemos propuesto llevar a cabo una invitación al juego a través de provocaciones, con el objetivo de observar a cada niño, sus intereses, relación con el nuevo espacio, materiales y compañeros, de una manera en que le permite ser en libertad, sin juzgar ni intervenir, ya que es un juego sin reglas que parte de la espontaneidad haciéndolos sentir seguros y en confianza.
El niño tiene cien lenguajes, cien manos, cien pensamientos, cien formas de pensar, de jugar y de hablar, cien siempre, cien fomas de escuchar, de sorprender, de amar, cien alegrías para cantar y entender. Loris Malaguzzi